Hace
unos días recibí un chiste en mi Whatsapp. Decía que una de las formas de
saber que estás envejeciendo es que
cuando ves un día soleado, lo primero que piensas es en hacer la colada. No sé
si se puede equiparar, pero supongo que estoy envejeciendo, porque dos de las
cosas que más echo de menos de España son mi pescadero y el Mercadona (la
familia y los amigos no entran en este particular ránking de las morriñas).
No
voy a caer en el tópico de que como en
España no se come en ningún lado. Para gustos... Pero sí es verdad que,
acostumbrada a ciertos productos, resulta raro no encontrarlos con facilidad.
Así que aquí van unos cuantos consejos para que no traigáis exceso de equipaje
llenando las maletas con botellas de aceite de oliva. O para que no perdáis
tiempo buscando fideos para una buena sopa en las tiendas. Por supuesto que
encontraréis muchísimas cosas: las marcas internacionales están en todas
partes. Pero hay otras que tienen truco.
Supongo
que, como siempre, en Dublín será más fácil encontrar lo que buscáis. Aquí, en
el “Sunny South East”... la cosa tiene
miga, y nunca mejor dicho. La prueba de fuego es el pan rallado. ¡Está en la
sección de refrigerados! Se hace con pan fresco, bread crumbs, lo llaman aquí.
Literalmente, migas de pan.
El
surtido de legumbres secas es escaso, además de ser bastante caras. Donde he
encontrado más variedad es en las tiendas regentadas por indios.
Ahí también
podéis encontrar pipas de girasol con cáscara y encurtidos, aunque las aceitunas
rellenas de anchoa sólo las he encontrado en el Tesco. Los fideos fueron otra prueba. Pocas cosas
apetecen más en el frío invierno irlandés que una buena sopa... pero aquí no
hay fideos tal y cómo los conocemos en España. La solución está en las tiendas
polacas, con la pasta de marca Lubella. A veces también se puede encontrar en
la sección de comida internacional de Tesco.
En
algunas tiendas, los ajos están en la sección de plantas aromáticas. En cuanto
al jamón serrano, ese objeto de deseo de todo español inmigrante carnívoro,
puedo deciros que lo más parecido está en Lidl. Eso sí, no esperéis ibéricos de
bellota. Aquí también es donde hemos
encontrado las mejores naranjas y mandarinas durante todo el invierno.
En
contra de lo que digan, hay aceite de oliva virgen extra. Para mí, la mejor
opción calidad-precio es la del Tesco. En las tiendas Iceland tienen el más
barato, aunque personalmente no me gusta demasiado. El pescado es la asignatura
pendiente de la dieta irlandesa. Escaso, poco apetecible y sin variedad. El
mejor, el de las pequeñas pescaderías del pueblo y el del Supervalue. Pero no
esperéis grandes cosas. En el Iceland puedes encontrar calamares a la romana
congelados bastante aceptables y la típica bolsa de preparado para paella con mejillones,
calamares y gambas. Os recomiendo estos porque es pescado capturado en el
océano, no criado en piscifactorías de Asia como sucede con la mayoría del que
he encontrado por aquí.
Y
si finalmente tenéis un antojo irrefrenable que no podéis satisfacer, siempre
queda la opción de comprar la comida on-line
http://www.sabeamitierra.com/.
Desde Cola Cao a Fabada Litoral en la puerta de tu casa. He de confesar que
todavía no he recurrido a ella, pero mi vecino español sí y me asegura que
funciona muy bien.
Escrito por María Pazo: la gallega celta