Cuando tenía 10 añitos, es decir en 6º de egb, mis padres decidieron que la mejor forma de aprender inglés era enviándome un curso escolar completo a convivir con una familia irlandesa: Los Murphy, que vivían en Dublin en el barrio de Ballinteer, para más señas en 47 Ludford, Rd. Dublin 16 y acudir al cole público del barrio: St. Attractta's Senior School.
Guardo buenos recuerdos de mi año allí, aunque también anécdotas curiosas, como que Mrs. Murphy me lavaba la cabeza en la pila de la cocina, o que no había alcachofa en la ducha o que me salieron sabañones en los dedos o que lloraba todas las semanas cuando mis padres me llamaban por teléfono... Pero a pesar de eso, insisto, guardo buenos recuerdos: mi amiga Fiona con la que he seguido en contacto, lo mucho que me quisieron los Murphy, mi mezcla de acento irlandés y americano, cuanto pude apreciar lo bien que vivía en Madrid y que hay otros mundos aparte del mío.
¿Por qué cuento todo esto? Por qué uno de mis sueños era que mis hijos repitieran mi experiencia, para que pudieran sentir, experimentar y disfrutar lo mismo que su madre y ya de paso que aprendieran inglés.
Hace 3 años empecé a preguntar a mi amiga Fiona la posibilidad de que una familia o dos acogiera a mis hijos mellizos, pero las opciones siempre eran recurrir a agencias que cobraban un pastón; la idea de que una sola familia acogiera a estos 2 monstruos era complicada además de carísima.
Y de repente surgió la solución: mi querida amiga MJ se pidió un año sabático y se fue a Dublin con sus 2 hijos (gemelos!) a que hicieran 6º de primaria allí. ¡Se abrió el cielo ante mi! Me abría el camino, así que me puse a seguir sus pasos y a recopilar toda la información de utilidad para emprender esta aventura. ¡Ahora os la cuento!